En el panorama político moderno, las campañas a menudo recurren a los medios, influencers, celebridades y figuras públicas para amplificar sus mensajes. Sin embargo, confiar en estas voces tradicionales ha demostrado ser cada vez más problemático. Ya sea por los medios tradicionales, que suelen empujar narrativas sesgadas, o las celebridades, cuyas opiniones están fuertemente polarizadas, estas figuras rara vez son neutrales. Las campañas deben pivotar y centrarse en encontrar terreno común, tal como lo hizo Donald Trump durante su presidencia, si quieren involucrar de manera efectiva a los votantes y ganar elecciones.
El Problema de Confiar en los Medios, Influencers y Celebridades
Si bien la idea de obtener un respaldo de una celebridad, medio de comunicación o influencer puede sonar atractiva, a menudo viene con desventajas significativas. El panorama mediático actual está dominado por cobertura partidista, con medios que se inclinan hacia la izquierda o la derecha, empujando agendas en lugar de simplemente informar los hechos. Esto lleva a narrativas sesgadas que alienan a la mitad de la población. Un votante que ve un informe sesgado o sigue a un influencer con una opinión extrema es mucho más probable que se desconecte de la conversación política.
De manera similar, las celebridades—ya sean actores, músicos o figuras públicas—suelen ser muy vocales sobre sus opiniones personales. Pero sus opiniones a menudo son unilaterales y fuertemente influenciadas por sus creencias o agendas. Si bien pueden alcanzar a millones de personas, su influencia puede tener consecuencias polarizantes. Apoyar a un candidato u otro puede dividir aún más a los votantes, especialmente cuando parece que sus respaldos están motivados por intereses personales y no por el bienestar del país.
Aquí es donde la estrategia de Trump destaca. Él no dependió de los respaldos de celebridades o figuras mediáticas. En cambio, se conectó directamente con el pueblo. Construyó un movimiento que no dependía del apoyo de celebridades, sino de las voces de los votantes comunes.
Por Qué el Terreno Común es Esencial
Trump pudo conquistar a millones de votantes al centrarse en preocupaciones comunes—como los empleos, la inmigración y la política económica—que resonaron con personas de todos los ámbitos de la vida. A diferencia de otros candidatos que tal vez confiaron en respaldos de alto perfil, la estrategia de Trump era simple: hablar directamente sobre las preocupaciones de los estadounidenses. Sabía que para ganar las elecciones, tenía que conectar con los corazones y las mentes de los votantes, no solo apelar a las élites.
En lugar de impulsar una agenda construida sobre las opiniones de actores o influencers, se centró en temas que unificaban a su audiencia—como su deseo de empleo, seguridad y orgullo nacional. La autenticidad de Trump al abordar estos temas hizo que su mensaje fuera poderoso porque no estaba mediado por otros. Sus votantes no sentían que les dijeran qué pensar por una celebridad o un medio de comunicación; escuchaban directamente de un líder que prometió luchar por sus intereses.
Para las campañas políticas, esto es una lección importante. Los votantes quieren sentirse escuchados, no manipulados. No quieren que les digan lo que deben creer por alguien que vive en una burbuja de riqueza o celebridad. Quieren líderes que entiendan sus luchas y hablen en un lenguaje que resuene con ellos a nivel personal.
Impulsar el Mensaje, No el Partido
Una de las lecciones clave del éxito de Trump fue su habilidad para impulsar el mensaje, no el partido. No dependió del establecimiento republicano para definir su campaña o su dirección. En cambio, creó una narrativa basada en su promesa de poner a América primero. Su mensaje era claro: no se trataba del partido, sino de la gente.
Las campañas deberían aprender de esto y cambiar su enfoque, no promocionando la línea partidaria, sino entregando un mensaje que resuene con los votantes. En lugar de depender de figuras mediáticas o influencers para crear una narrativa, las campañas necesitan escuchar a sus votantes, entender sus preocupaciones y adaptar su mensaje para abordar esas preocupaciones de manera directa. Este enfoque no solo ayuda a ganar elecciones, sino que también ayuda a construir confianza y fomentar lealtad.
Cómo Las Campañas Pueden Encontrar Terreno Común
Encontrar terreno común con los votantes no es tarea fácil. Sin embargo, las campañas pueden dar varios pasos clave para asegurarse de que están hablando directamente de las preocupaciones de su audiencia:
- Escuchar a los Votantes, No Solo a las Encuestas: Las campañas deben dedicar tiempo a escuchar a los votantes, ya sea a través de asambleas, interacción en redes sociales o conversaciones uno a uno. Entender sus inquietudes, necesidades y deseos profundos permitirá a las campañas construir mensajes más genuinos y dirigidos.
- Evitar el Mensaje Controlado de los Medios: Las campañas deben dejar de depender de los medios tradicionales que ya están polarizados. En lugar de esto, deberían centrar sus esfuerzos en crear contenido auténtico y construir una narrativa que resuene directamente con la base de votantes.
- Hablar sobre Temas Reales: En lugar de centrarse en discusiones que solo afectan a los círculos políticos de élite, las campañas deberían hablar sobre temas que afectan a la vida cotidiana de los votantes. Empleo, seguridad y bienestar social son áreas clave que atraen la atención de los votantes de todos los lados.
- Ser Transparente y Genuino: Los votantes quieren autenticidad. Si una campaña muestra que está verdaderamente comprometida con las necesidades de las personas, en lugar de seguir líneas partidistas, será más probable que gane su confianza. La transparencia y la coherencia son vitales para establecer credibilidad.
- Fomentar la Participación Activa: Las campañas deben alentar a los votantes a tomar acción, ya sea participando en eventos, compartiendo contenido o involucrándose en las discusiones. La gente responde mejor cuando siente que su voz realmente importa.
Al centrarse en estos principios, las campañas pueden alejarse de la polarización y empezar a construir puentes, no solo entre partidos, sino entre las personas. El mensaje de una campaña debe ser el de unificación, no división.
Las campañas deben hablarle a la gente, no a las élites
A medida que el panorama político sigue cambiando, las campañas deben evolucionar. Confiar en figuras de los medios, personas influyentes y celebridades para transmitir un mensaje ya no es una estrategia confiable. Estas figuras a menudo alejan a más personas de las que atraen. En cambio, las campañas deben encontrar puntos en común, centrándose en las preocupaciones de los votantes comunes y elaborando mensajes que les hablen directamente. Al hacerlo, pueden construir una base de apoyo leal y ganar elecciones no con la ayuda de los medios, sino a través de conexiones auténticas con las personas a las que pretenden servir.